Hotel La Casona De Jovellanos

Situación excelente.

Solo íbamos a dormir pero la habitación perfecta,los colchones super cómodos y estuvimos muy agusto,la dueña María Luisa muy simpática y agradable.
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La Casona de Jovellanos es un lugar que, en un primer contacto, enamora. Junto a la casa del propio Jovellanos, hoy museo, el hotel es una construcción recia en la que es fácil respirar el aire del tiempo del ilustrado español. Sin embargo, como espacio para el resposo, no funciona. En nuestro caso, fueron varios los factores que nos condujeron a la decepción. De entrada, solicitamos que la habitación tuviese una cama de matrimonio, pero en lugar de eso nos dieron una con dos camas individuales. Este detalle podría haber sido menor, de no haber sido uno de varios aspectos que consideramos negativos. A nuestra llegada, quisimos darnos una ducha. Sin embargo, no funcionaba el agua caliente. Nos indicaron que había habido un error por el que desconectaron las calderas, aunque en unos 15 minutos el problema se solucionaría. No fue así, y hasta el día siguiente no gozamos de agua caliente. Por otro lado, las dos camas de nuestra habitación no eran nada cómodas, así como tampoco lo fueron las almohadas. Por último, el desayuno incluido en el precio se reducía a un café o té, una tostada con mantequilla y mermelada y un zumo de bote (algo que consideramos impropio de un hotel que se presenta con tres estrellas).

La ubicación, eso sí, es perfecta. Algunos de los puntos de mayor interés turístico se encuentran a un tiro de piedra. El aparcamiento es necesariamente de pago, ya sea en unas instalaciones subterráneas junto al hotel o en zona azul en superficie.

todo muy bien, la dueña muy atenta

Recomendable.