Roma es sinónimo de riqueza: cultural, gastronómica e histórica. La ciudad nunca deja de sorprenderte y tiene, entre otras cosas, numerosas actividades y lugares que puedes experimentar gratuitamente. De hecho, quizá las actividades más curiosas e interesantes sean precisamente las que se pueden hacer a coste cero, gracias a la capacidad de la Ciudad Eterna de esconder maravillas por todas partes. Descubramos juntos, pues, qué hacer en Roma gratis, para poder disfrutar plenamente del encanto intemporal de una ciudad que conserva celosamente los signos del tiempo.
Paseando bajo la columnata de San Pedro
Comenzamos nuestro viaje adentrándonos en el corazón de la historia de Roma a través de la Basílica de San Pedro, la principal de las 4 «Basílicas Mayores», lugar de enterramiento de San Pedro. Con 23.000 metros cuadrados, la basílica es el mayor lugar de culto católico del mundo. Ver en directo el baldaquino de Bernini, por ejemplo, es una experiencia única e inolvidable. Es uno de los programas gratuitos para hacer en Roma: sólo se cobra la visita a la Capilla Sixtina.

Plaza de San Pedro
Perderse en el Panteón
Entre las atracciones gratuitas de Roma está el Panteón, el templo romano dedicado a todos los dioses y conocido entre los romanos por el sobrenombre de «la Ritonna», o «la Rotonda». Se puede visitar gratuitamente todos los días. Te recomendamos que prestes atención al tiempo, ya que la lluvia entra en el edificio por la abertura de la parte superior de la cúpula. El Panteón fue fuente de inspiración para los arquitectos más famosos del Renacimiento. Rafael también la eligió como su hogar eterno.

Plaza de la Rotonda
Admirando a Caravaggio
Quizá no mucha gente sepa que admirar algunas obras de Caravaggio es una de las actividades gratuitas de Roma. En la iglesia de San Luis de los Franceses se conservan tres pinturas: «La vocación de San Mateo», «San Mateo y el ángel» y «El martirio de San Mateo». La segunda parada es la basílica de San Agustín, que alberga la «Virgen de los Peregrinos». Por último, en la basílica de Santa María del Popolo hay dos lienzos: la «Conversión de San Pablo» y la «Crucifixión de San Pedro».

Basílica de Santa María del Popolo
Observar Roma desde lo alto de las terrazas panorámicas
Roma desde arriba consigue impresionar, gracias también a las terrazas panorámicas situadas en varios puntos de la ciudad. Hay dos terrazas panorámicas muy conocidas: la terraza del Pincio, que emociona con su vista de la Piazza del Popolo, y la terraza del Gianicolo, desde la que se divisa todo el centro histórico de Roma, desde el barrio del Trastevere hasta el Quirinal, pasando por el Panteón y las basílicas. Quienes dispongan de más tiempo, tampoco pueden perderse la terraza de Trinità dei Monti.

Plaza del Pueblo
Sumérgete en el cuento de hadas Coppedè
Roma es una ciudad en la que conviene perderse por sus miles de calles y barrios fascinantes. Entre ellos, te recomendamos el barrio de Coppedè, perfecto para dejarte sorprender por un estilo inimitable, de cuento de hadas, lleno de referencias Art Nouveau y Rococó. En cada rincón dan ganas de hacer una fotografía, gracias también a la originalidad de las decoraciones que adornan los edificios. Está situado en el centro de Roma, por lo que es fácilmente accesible. Su centralidad también hace que sea fácil combinarlo con visitas a otros barrios.

Barrio de Coppedè
Descubrir el alma de Roma en Trastevere
El barrio de Trastevere es conocido como una de las zonas de ocio nocturno más concurridas de Roma, pero una mirada más atenta revela su veracidad. En primer lugar, hay que saber que Trastevere es uno de los barrios más grandes de la Ciudad Eterna y, al igual que el Vaticano, no se levanta sobre el emplazamiento de la antigua Roma. Nuestro consejo es que deambules, perdiéndote por las calles del barrio, admirando sus iglesias, casas y calles de una gran variedad de épocas históricas.

Barrio del Trastevere
Observar los puestos de Campo de’ Fiori
Roma es una ciudad que cuenta con plazas para todos los estilos y épocas. Cada visitante puede encontrar el que más le convenga, deambulando por la ciudad. Por razones de tiempo, sólo mencionaremos una, pero es particularmente rica en historia. Se trata de la encantadora plaza Campo de’ Fiori, donde se celebra desde 1869 el mercado de frutas y verduras más famoso de Roma. En el centro de la plaza se alza la estatua del filósofo Giordano Bruno, que fue quemado vivo aquí en 1600.

Mercado de Campo de’ Fiori
Relajación en la Plaza de España
Es imprescindible hacer una parada en la Plaza de España, donde también se encuentra la Escalinata Española. El nombre se eligió debido a la presencia de la Embajada de España en la Santa Sede. La intención era conectar la iglesia de Trinità dei Monti con la embajada española, facilitando el acceso y la circulación. En el centro de la plaza podrás admirar una de las obras maestras de Bernini, la Fuente de la Barcaccia, construida en memoria de la crecida del Tíber de 1598.

Pasos de España
Paseando entre las fuentes
Otra actividad gratuita es la búsqueda de fuentes. Son numerosas, entre las que no podemos dejar de mencionar la más conocida: la fuente de Trevi. Representa un ejemplo magistral del arte barroco. Iniciada por el artista Nicola Salvi en 1732, fue terminada por Pietro Bracci. El agua de la fuente procede del acueducto romano más antiguo, el Aquedotto Vergine. Puede parecer obvio decirlo, pero es justo señalarlo: aunque son actividades habituales entre los turistas, recuerda que está prohibido arrojar monedas o bañarse en la fuente.

Fontana de Trevi
Desvelar el secreto de la Colina Aventina
Ahora ha llegado el momento de contarte un secreto: en la colina del Aventino se encuentra la entrada al Priorato de los Caballeros de Malta, que siempre está cerrado. Pero si miras por la mirilla, podrás admirar una vista única de la Basílica de San Pedro. Una hilera de árboles enmarca la cúpula, creando una vista para guardar secretamente en la memoria. La zona es muy tranquila y poco frecuentada, precisamente porque poca gente conoce este lugar tan especial, capaz de proporcionar una sorpresa tan inesperada.

Basílica de San Pedro